Hasta los animales usan el humor para relajar la tensión

Un poco de ja-ja-ja siempre viene bien para relajar el grrr. Eso lo saben los seres humanos. Pero, a juzgar por algunas evidencias, también parecen conocer la fórmula diversas especies animales.

Por ejemplo, los chimpancés pueden mostrar los dientes de risa durante sus actuaciones amistosas, particularmente cuando conocen a alguien y forman nuevos vínculos sociales. Los perros, los pingüinos y las ratas emiten risitas cordiales cuando juegan.

Tal y como señala Scott Weems en su libro sobre la risa Ja:

Consideremos, por ejemplo, un estudio llevado a cabo por miembros del Servicio de Protección Animal Regional del condado de Spokane. Registraron los gruñidos emitidos por perros del refugio mientras jugaban, ruidos que, extrañamente, parecían carcajadas. Cuando esos mismos ruidos fueron emitidos por los altavoces en el refugio, los perros no solo se vieron más relajados, sino que jugaron más. Meneaban la cola y se comportaban, por lo general, como si, en lugar de estar confinados en una perrera, se entretuvieran en un club de comedia.

Haciendo cosquillas a ratas

A través de los estudios de Jeffrey Burgdorf, de la Universidad Northwestern, hemos aprendido lo que pasa cuando intentamos hacer cosquillas a las ratas. Pues sencillamente que emiten sonidos aguaos de unos 50 kHz, completamente fuera del campo audible de los humanos, pero no de las ratas.

Burgdorf demostró que las ratas responden a las cosquillas en su barriga de la misma manera que lo harían los humanos, incluso corriendo cuando prevén que les van a hacer cosquillas y a veces incluso riéndose antes de ningún contacto físico.

Acariciar una rata no provoca la misma reacción, y tampoco tenerlas en brazos. Burgdof también demostró que las ratas de más edad responden menos a las cosquillas que las jóvenes, igual que pasa con los humanos, y que las ratas jóvenes que se sienten solas como resultado de encontrarse aisladas de sus iguales son las que ríen e manera más prolífica.

Provocando

Algunos animales también pueden usar el sentido del humor como ánimo provocador. Por ejemplo, el caso del chimpancé llamado Washoe, uno de los primeros animales que aprendieron la lengua de signos estadounidense.

Washoe fue criado por Roger Fouts, investigador de primates y padre adoptivo y, según una historia a menudo repetida, un día Washoe estaba sentado sobre los hombres de Fouts cuando de repente, y sin previo aviso, comenzó a mear. Naturalmente Fouts se molestó por el incidente, igual que cualquier otro en esas circunstancias, pero enseguida levantó la mirada y comprendió que Washoe internaba decirle algo. Estaba haciendo el signo de “divertido”. Al parecer, la víctima de la broma era Fouts.

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