La última misión lunar del 2011


Ha transcurrido mucho tiempo desde que Galileo observó por primera vez nuestro satélite a través de un telescopio. Sondas no tripuladas han circunvalado su órbita y se han posado en su superficie. Doce astronautas estadounidenses han caminado sobre ella. E incluso se han recogido diferentes muestras de rocas lunares. Y sin embargo, el vecino más cercano de la Tierra sigue siendo un enigma.

Durante el próximo fin de semana, un par de naves denominadas como GRAIL, establecerán órbita con nuestro satélite en la última misión lunar. Su trabajo consiste en medir el campo gravitatorio uniforme y determinar lo que hay debajo de él.

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Estas naves partieron desde Florida el pasado septiembre, viajando de forma independiente y llegando a su destino con 24 horas de diferencia una respecto la otra.

“Ambas naves han viajado sin problemas desde su lanzamiento, pero uno nunca puede dar nada por sentado en este negocio”, afirma el jefe la misión científica Maria Zuber, del Massachusetts Institute of Technology (MIT).

No obstante, la parte más delicada está aún por llegar. En la víspera de Año Nuevo, una de las sondas del GRAIL —abreviación del inglés Gravity Recovery and Interior Laboratory— encenderá su motor para reducir su velocidad y asi poder entrar en órbita. Este movimiento se repetirá por la segunda sonda al día siguiente.

El grupo de ingenieros ha asegurado que las posibilidades de cometer un error en esta etapa son escasas, ya que las trayectorias han sido calculadas de forma minuciosa. Sin embargo pueden ocurrir diversos imprevistos, como por ejemplo, que un rayo cósmico impida el encendido del motor y que la sonda no consiga entrar en órbita.

“Sé que voy a estar nervioso. Siempre soy muy pesimista” dijo el director del proyecto David Lehman, del NASA’s Jet Propulsion Laboratory, que administra los 496 millones de dólares adjudicados en esta misión.

Una vez en órbita, la nave pasará los próximos dos meses volando en formación y persiguiéndose el uno al otro alrededor del satélite hasta que estén a unos 35 kilómetros de la superficie y separados entre sí unos 120 kilómetros. La recolección de datos no comenzará hasta marzo.

Las misiones anteriores que han intentado medir la gravedad lunar, han obtenido un éxito desigual. GRIAL es la primera misión dedicada a este objetivo.

Vía | http://science.nasa.gov/missions/grail/

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