Cuando la seda era un acuciante producto de contrabando

Cuando la seda era un acuciante producto de contrabando
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La seda llegó a ser tan valiosa como el oro, el marfil, el coral o el ámbar porque todos sus creadores protegieron el secreto de su fabricación y castigaron con torturas y pena de muerte a quienes trataran de exportarla.

Cuando por fin se abren las puertas a la exportación, se concibieron dos rutas principales por la que también circularon, además de mercaderes, militares, diplomáticos, religiosos, esclavos, prostitutas y saltimbanquis. Y, naturalmente, ideas, religiones y hasta enfermedades.

Seda

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La seda fue tan importante en el mundo antiguo que incluso propició conflictos diversos, contrabandos peligrosos y uno de los primeros casos de espionaje industrial. Según la leyenda china, empezó a producirse a partir de 2460 a.C., cuando una emperatriz de catorce años recogió un capullo caído accidentalmente desde una morera a una taza de té.

Al principio, la seda solo podían usarsla la familia imperial china. Sin embargo, dadas sus posibilidades económicas, los emperadores no tardaron en autorizar exportaciones de seda, que se vendía a precios desorbitados y con frecuencia se intercambiana por oro y otras materias caras.

A pesar de los castigos que se imponían a quienes trataran de expotar la seda ilegalmente, la necesidad de obtener beneficios con su venta para financiar la guerra de la dinastía Han contra los invasores nómadas del norte, abrió dos rutas hacia el oeste: una terrestre (rodea el Gobi hasta ir al Mediterráneo y el mar Negro) y otra marítima (con destino al golfo Pérsico y el mar Rojo).

Estas dos rutas fueron bautizadas como las Rutas de la Seda por el geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen. Y la ruta se acabó convirtiendo en la primera gran autopista de la información, por la que no solo circulaban personas, sino también costumbres, ideas, y hasta enfermedades.

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La seda era tan apreciada que incluso indujo al contrabando. Como explica Alessandro Giraudo en su libro Cuando el hierro era más valioso que el oro:

Los comerciantes persas, muy interesados en la seda, practican el comercio "a las calladas": los vendedores presentan la mercancía depositándola en un punto concreto y luego se retiran; entonces llegan los compradores, que dejan la cantidad de bienes y/o metales preciosos con que deseen pagar, antes de retirarse; los vendedores regresan al punto y, sin consideran que el precio es correcto, entregan los bienes ofrecidos; si no, se van, a la espera de un incremento. Gracias a la actividad de los mercaderes persas, el Imperio romano se convierte en un gran importador.

Espionaje

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Muchos son los países que anhelan conocer el secreto de la fabricación de la seda, sobre todo los que son limítrofes con China. Por ejemplo, el rey de Jotán, un pequeño reino en la cuenca del Tarim, en el Imperio indio de kushán, pide la mano a una princesa china para lograr ese fin.

Ésta, asumieno un increíble riesgo, se esconde los huevos de Bombix mori en la guata del sombrero, por indicación de unos emisarios de su futuro esposo; cargada con la extraordinaria dote, cruza la frontera sin dificultad. La producción se realiza con gran cautela y la vecina India puede disfrutar de ella. Los primeros huevos de Bombix llegarán a Japón por la India, hacia el siglo II d.C.

La seda, pues, desencadenó la locura crematística de poseerla. El propio Séneca criticaba con dureza a las mujeres que tenían el capricho de vestirla. Pero lo cierto es que en la actualidad la seda tiene muchos usos, además de los meramente estéticos. Actualmente, de hecho, el cultivo de la seda se denomina sericicultura. Más de 30 países producen seda, y los más importantes son China (54 %) e India (14 %).

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