Un grupo de científicos logra "inyectar" información en el cerebro de un mono

Un grupo de científicos logra "inyectar" información en el cerebro de un mono
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Los neurocientíficos de la Universidad de Rochester dicen que han logrado introducir información directamente en la corteza premotora de los monos, al estilo la película Matrix ("ya sé Kung Fu").

Los investigadores publicaron los resultados del experimento el jueves en la revista Neuron.

Inyectando información

Cuando conduces tu coche hacia una intersección, la visión de la luz te hará pisar el freno. Esta acción sucede gracias a una cadena de eventos dentro de tu cabeza. Tus ojos transmiten señales a los centros visuales en la parte posterior de tu cerebro. Después de que esas señales se procesan, viajan por un camino a otra región, la corteza premotora, donde el cerebro planea los movimientos.

Ahora, imagina que tienes un dispositivo implantado en tu cerebro que podría atajar la ruta e "inyectar" información directamente en tu corteza premotora.

Aunque la investigación mencionada es preliminar, llevada a cabo en solo dos monos, los investigadores especularon que una mayor investigación podría conducir a implantes cerebrales para personas con accidentes cerebrovasculares. Según ha explicado Kevin A. Mazurek, coautor del estudio:

Se podría evitar las áreas dañadas y proporcionar estimulación a la corteza premotora. Esa podría ser una forma de unir partes del cerebro que ya no pueden comunicarse.

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Para estudiar la corteza premotora, entrenaron a dos monos rhesus para jugar un juego. Los monos se sentaron frente a un panel equipado con un botón, una perilla en forma de esfera, una perilla cilíndrica y un mango en forma de T. Cada objeto estaba rodeado por luces LED. Si las luces alrededor de un objeto se encendían, los monos tenían que tenderle la mano para obtener una recompensa, en este caso, un refrescante chorro de agua.

Cada objeto requería una acción particular. Si el botón brillaba, los monos tenían que empujarlo. Si la esfera brillaba, tenían que girarla. Si el asa o el cilindro con forma de T se iluminaba, tenían que tirar de él. Después de que los monos aprendieron a jugar, los científicos colocaron 16 electrodos en el cerebro de cada mono, en la corteza premotora. Cada vez que se encendía un anillo de luces, los electrodos transmitían una ráfaga de electricidad débil y breve. Los patrones variaron según el objeto que los investigadores querían que los monos manipularan.

A medida que los monos jugaban más rondas del juego, los anillos de luz se atenuaron. Al principio, el oscurecimiento hizo que los monos cometieran errores. Pero luego su desempeño mejoró. Eventualmente, las luces se apagaron por completo, sin embargo, los monos solo pudieron usar las señales de los electrodos en sus cerebros para elegir el objeto correcto y manipularlo para la recompensa. Y lo hicieron tan bien como con las luces.

Esto sugiere que las regiones sensoriales del cerebro, que procesan la información del medio ambiente, pueden evitarse por completo. El cerebro puede idear una respuesta al recibir información directamente, a través de electrodos.

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