¿Tu cara es bonita? No tanto como crees

¿Tu cara es bonita? No tanto como crees
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Nos gusta mirarnos en el espejo. Posamos, hacemos morritos, entrecerramos los ojos a lo Clint Eastwood o torcemos la boca en la sonrisa socarrona de Bruce Willis. Sí, también es cierto que descartamos las fotos que no nos convencen, o usamos filtros de Instagram, pero en general, a grandes rasgos, nuestra cara nos gusta. O al menos nos gusta más de lo que gusta a los demás.

Es lo que señala Nicholas Epley, de la Universidad de Chicago, y Erin Whitchuch, de la Universidad de Virginia, tras realizar un experimento en el que se pedía a personas identificar retratos de sí mismas a partir de una serie de rostros trucados. El estudio fue publicado en Personality and Social Psychology bajo el título “Mirror, Mirror on the Wall: Enchancement in Self-Recognition”.

Lo que sucedió en esta rueda de reconocimiento egocéntrica es que los participantes identificaron sus propios retratos mucho más rápidamente cuando sus rostros habían sido mejorados informáticamente para ser un 20 % más atractivos. Tal y como abunda en ello Joseph Hallinan en su libro Las trampas de la mente:

No sólo eso, se gustaban más también cuando se les presentaba imágenes de sus caras que eran más bellas, más agradables, o menos retocadas, llamando a la versión más hermosa de sus caras el rostro genuino, no retocado (Por cierto, no mostraron tal tendencia al ver caras de extraños).

Imagen | Suus Wansink

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