¿Hasta qué punto el fin puede justificar los medios? Todo depende de tu matriz moral

¿Hasta qué punto el fin puede justificar los medios? Todo depende de tu matriz moral
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¿Matar a una persona para evitar la muerte de diez? ¿Torturar a una víctima para evitar que otro la torture de forma más cruenta? ¿Cometer alguna ilegalidad porque finalmente otra persona la acabara cometiendo igual? Todos ellos son dilemas, irresolubles mediante la lógica, que se resuelven bajo el prisma moral del consecuencialismo.

El consecuencialismo, pues, sostiene que la moralidad de una acción depende solo de sus consecuencias (el fin justifica los medios)

Ética teleológica

El consecuencialismo, o ética teleológica, se refiere a todas aquellas teorías de la ética normativa que sostienen que la corrección o incorrección de nuestras acciones está determinada por el valor o desvalor que ocurre debido a ellas. También se le conoce como ética consecutiva, ya que se basa el juicio de los actos en sus consecuencias, y se opone a la éticas deontológicas, que sostienen que la moralidad de una acción es independiente del bien o mal generado a partir de ella.

a Jeremy Bentham, padre del utilitarismo, una de las principales teorías consecuencialistas.

Un tipo de ética teleológica, el que quizá más nos interesa cuando valoramos moralmente una cuestión cotidiana, es el utilitarismo, es decir: una acción es moralmente correcta si predominan los resultados favorables sobre los indeseables, independientemente de quiénes sean los beneficiarios. Por tanto, la mejor acción posible es aquella que produce el mayor bien; tal y como sería medido por un observador imparcial.

En contra de las éticas consecuencialistas se ha argumentado que es imposible estimar completamente las consecuencias de una acción, por lo que es difícil alcanzar juicios seguros sobre estas. Así que, en vez del consencuencialismo, otros apuestan por la ética de la virtud: sostener unos principios éticos intocables, suceda lo que suceda (incluso aunque sea malo para uno o malo para todos).

Naturalmente, ninguno de nosotros adopta una u otra forma de conducirse por el mundo de forma absoluta, sino que bascula de uno a otro extremo en función de las circunstancias y, también, de sus propias matrices morales. La teoría de las matrices morales o los fundamentos morales fue propuesta por primera vez por los psicólogos Jonathan Haidt y Craig Joseph, en base al trabajo realizado por el antropólogo cultural Richard Shweder, y ha sido subsecuentemente desarrollada por un diverso grupo de colaboradores, y popularizada en el libro de Haidt titulado La mente de los justos.

Nuestros matrices morales también nos inclinan a adoptar toda clase de decisiones, incluidas las políticas (desde nuestra posición al aborto a si escoramos hacia la izquierda o la derecha).

No hay ninguna posición correcta. Todo se puede debatir y sopesar. Sin embargo, para saber hasta qué punto podéis sentir asco moral o no al obrar de forma consecuencialista, os propongo a continuación un pequeño dilema moral al respecto:

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