Por qué nos sentimos seguros de las decisiones que tomamos

Por qué nos sentimos seguros de las decisiones que tomamos
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Algunas decisiones de nuestra vida, intuitivamente, las sentimos como correctas, mientras que otras nos dejan con dudas e incluso pueden hacer que revisemos nuestra elección inicial. Pero ¿de dónde viene este sentimiento?

Por primera vez, un equipo de investigadores de ETH Zurich y la Universidad de Zurich ha investigado esta cuestión de forma sistemática. Los autores utilizaron datos experimentales para desarrollar un modelo informático que puede predecir cómo un individuo elegirá entre diferentes opciones y por qué podría sentirse confiado o dudoso sobre la decisión que tomó.

Autoconfianza

El estudio publicado sugiere que es más probable que las decisiones se sientan correctas si hemos invertido un esfuerzo de atención significativo en sopesar las diferentes opciones y, además, somos conscientes de haberlo hecho.

En consecuencia, la capacidad de cuestionar y revisar las malas decisiones depende de qué tan bien seamos capaces de juzgar por nosotros mismos si sopesamos minuciosamente las opciones o nos permitimos distraernos durante el proceso de toma de decisiones. Esta autoconciencia , a la que los expertos suelen referirse como introspección, es un requisito previo esencial para el autocontrol.

A los 35 participantes del estudio se les pidió inicialmente que evaluaran 64 productos de dos cadenas de supermercados suizas. Se les presentó una imagen de cada producto en la pantalla y se les preguntó cuánto les gustaría comer al final del experimento. En la segunda parte del experimento, a los sujetos de prueba se les mostró una serie de imágenes que mostraban dos productos al mismo tiempo. En cada caso,** se les pidió que eligieran una de las dos opciones (rosquilla o manzana, pizza o pera) y luego evaluaran cuánta confianza tenían en su decisión**.

Para que el experimento fuera lo más realista posible, los participantes debían comer los productos después del experimento. Los investigadores utilizaron un escáner ocular durante las fases de evaluación y toma de decisiones para determinar si los participantes pasaban más tiempo mirando uno de los dos productos, con qué frecuencia su mirada cambiaba de izquierda a derecha y con qué rapidez tomaban su decisión.

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