Lo contraproducente de tener expectativas académicamente altas con nuestros hijos

Lo contraproducente de tener expectativas académicamente altas con nuestros hijos
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Considero a Luis Landero el mejor escritor vivo en lengua española, no solo por su forma de encadenar las palabras y la musicalidad que desprende su prosa, sino por los temas que aborda. Uno de los cuales, magistralmente desmenuzado en su novela Hoy, Júpiter, es la alta expectativa que algunos padres depositan en su hijos, ya sea a nivel académico, profesional, vital, emocional. Una presión paternofiliar que la ciencia parece considerar negativa.

Al menos es lo que sugiere un estudio llevado a cabo por Kou Murayama, psicólogo de la Universidad inglesa de Reading, y que ha sido publicado en Journal of Personality and Social Psychology.

Para llegar a esta conclusión se analizaron datos de un estudio longitudinal llevado a cabo entre 2002 y 2007 con 3.530 estudiantes de enseñanza secundaria de ambos sexos (51,3 % de chicos y 49,7 % de chicas) y sus padres en Baviera (Alemania), donde se tenían en cuenta los resultados en matemáticas en relación a la expectativa de los padres. Los estudiantes sacaban mejores notas cuando las expectativas de los padres eran más realistas, en vez de exageradas.

Los autores del estudio tuvieron en cuenta también otra investigación similar llevada a cabo a lo largo de dos años con 12.000 estudiantes y sus padres en Estados Unidos, y comprobaron que los resultados eran muy similares. Tal y como apunta el autor de la investigación, Murayama:

en la educación tradicional se lanzaba el mensaje a los padres de que si ponían el listón muy alto a sus hijos en los estudios, estos serían mejores estudiantes, pero nuestra sugerencia es más bien que no deben tratar de inculcarles expectativas ciegamente, sino ayudarles a desarrollar sus habilidades dentro de sus posibilidades reales.

Imagen | woodleywonderworks

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