La gente que rechaza las afirmaciones de la ciencia no lo hace tanto por ignorancia como por el sesgo de confirmación

La gente que rechaza las afirmaciones de la ciencia no lo hace tanto por ignorancia como por el sesgo de confirmación
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Que si la Tierra es plana, que si la vacuna es para inocularnos un microchip, que si el WiFi produce cáncer, que la Tierra es plana... todas estas creencias anticientíficas no hacen esencialmente de la ignorancia (todos somos bastante ignorantes al respecto).

Lo más importante es el llamado sesgo de confirmación, que fue acuñado por el el psicólogo inglés Peter Cathcart Wason tras eralizar un experimento a este respecto publicado en 1960.

Religiones cotidianas

Creemos las cosas que creen las personas que forman parte de nuestra "tribu" porque no buscamos tanto la verdad como la aceptación social. A diferencia de muchas otras especies animales, para los humanos no hay mayor castigo que ser rechazado o excluido del grupo.

Además, la gente trata los hechos como más relevantes cuando los hechos tienden a respaldar sus opiniones. Cuando los hechos están en contra de sus opiniones, no necesariamente se niegan los hechos, pero asume que dichos hechos son menos relevantes o dignos de ser considerados a nivel moral.

Esta conclusión se basó en una serie de nuevas entrevistas, así como en un metanálisis de la investigación que se ha publicado sobre el tema, y que ​​se presentó en un simposio como parte de la convención anual de la Sociedad de Personalidad y Psicología Social en San Antonio.

Los resultados sugieren que simplemente centrarse en la evidencia y los datos no es suficiente para cambiar la opinión de alguien sobre un tema en particular. Somos duros de mollera. Nos persuaden otras cosas.

Es lo que señala también Matthew Hornsey (Universidad de Queensland), que describe como 'pensar como un abogado', en el sentido de que las personas seleccionan cuidadosamente las piezas de información a las que deben prestar atención 'para llegar a conclusiones que quieren que sean ciertas'. Como abunda en ello Derren Brown en su libro Érase una vez... una historia alternativa de la felicidad:

Igualmente, actuamos bajo esta influencia siempre que nos fijamos en los hábitos molestos de alguien que no nos gusta, más que en los agradables. La tendencia a la confirmación nos proporciona diariamente todas las pruebas necesarias para atenernos al guion y para que nuestra vida continúe en la misma línea y parezca verdad.

Por supuesto, también influye que estamos dando de lado a la ciencia, y no entendemos los fundamentos epistemológicos sobre los que se sustenta el conocimiento científico. En el siguiente vídeo os explico lo que es la ciencia liberal y por qué no se basa en el consenso tal y como lo entendemos popularmente:

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