Todos nosotros emitimos luz, pero mil veces por debajo de lo que es capaz de captar el ojo humano

Todos nosotros emitimos luz, pero mil veces por debajo de lo que es capaz de captar el ojo humano
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Como si fuéramos un gusiluz, como si, parafraseando a Paulo Coelho, todos brilláramos con luz propia, el cuerpo de un ser humano emite luz visible y la intensidad de la luz sube y baja a lo largo del día (esta luz visible difiere de la radiación infrarroja, una forma invisible de luz, que procede del calor corporal).

Pero ¿por qué no la vemos? Porque es 1.000 veces menos intensa que los niveles a los que son sensibles nuestros ojos desnudos.

Todas las criaturas lo hacen

De hecho, no estamos ante un superpoder humano: prácticamente todas las criaturas vivientes emiten una luz muy débil, que se cree que es un subproducto de reacciones bioquímicas que involucran radicales libres.

Para obtener más información sobre esta débil luz visible, investigadores japoneses emplearon cámaras extraordinariamente sensibles capaces de detectar fotones individuales. Cinco voluntarios varones sanos de unos 20 años fueron colocados con el torso desnudo frente a las cámaras en completa oscuridad en habitaciones a prueba de luz durante 20 minutos cada tres horas de 10 am a 10 pm durante tres días.

Los investigadores encontraron que el brillo del cuerpo subía y bajaba durante el día, con su punto más bajo a las 10 am y su pico a las 4 pm. Estos hallazgos sugieren que existe una emisión de luz relacionada con los relojes corporales, probablemente debido a cómo fluctúan nuestros ritmos metabólicos a lo largo del día.

Además, los rostros brillaban más que el resto del cuerpo. Esto puede deberse a que los rostros están más bronceados que el resto del cuerpo, ya que se exponen más a la luz solar. El pigmento detrás del color de la piel, la melanina, tiene componentes fluorescentes que podrían amplificar la minúscula producción de luz del cuerpo.

Dado que esta luz tenue está relacionada con el metabolismo del cuerpo, este hallazgo sugiere que las cámaras que pueden detectar las emisiones débiles podrían ayudar a detectar afecciones médicas.

Una prueba más de que la mayoría de lo que nos rodea es invisible para nosotros, y que debemos usar la ciencia, y también los instrumentos de medición creados gracias a la tecnología, para establecer modelos que nos permitan aproximarnos un poco más al pálido reflejo de la realidad:

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