Una tostadora moderna es más compleja que el ordenador guía del Apolo

Una tostadora moderna es más compleja que el ordenador guía del Apolo
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Alcanzar nuestro satélite fue una de las gestas tecnológicas y científicas más sobrecogedoras de la historia moderna y, sin embargo, la tecnología empleada por aquel entonces, comparativamente, ahora resulta tan simple que pone en evidencia dos cosas: la primera es que la tecnología ha progresado muy rápido, y la segunda es que ir a la Luna tampoco necesitaba tanta tecnología.

Una de las ideas más básicas a nivel comparativo es que un lápiz de memoria USB medio tiene más potencia que los ordenadores que se usaron para llevar al ser humano a la Luna, pero hay otras incluso más chocantes.

Según leemos en el Guinness World Records 2017:

El circuito del ordenador guía del Apolo era aún más básico que el sistema electrónico con el que una tostadora moderna puede encenderse, detenerse y descongelar. Solo tenía 64 kb de memoria y funcionaba a 0,043 MHz.

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Otra comparación chocante es que una sola búsqueda de Google de "misión Apolo 11" emplea la misma potencia que toda la misión Apolo 11.

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El papel FUNDAMENTAL de ESPAÑA en la CARRERA ESPACIAL

Riesgo alto

La misión de viajar a la Luna era, de hecho, un viaje tan arriesgado que ni siquiera los astronautas lograron un seguro de vida para sus familias. Para subsanar ese problema, firmaron fotografías para que sus familias pudieran subastarlas si el primer alunizaje salía mal. Las imágenes llevaban un sello con la fecha y un amigo se las envió por correo el 16 de julio de 1969, el día del lanzamiento.

En What Technology Wants, Kevin Kelly lo explica con más detalle:

Es importante recordar que en 1953 no existía ninguna de las tecnologías para ese viaje futurista. Nadie sabía cómo ir tan rápido y sobrevivir. Incluso los más optimistas visionarios no esperaban que se produjera un alunizaje antes del proverbial «Año 2000». La única voz que les decía que podían hacerlo era una curva en un trozo de papel. Pero la curva era acertada. Solo que no era políticamente correcta. En 1957, la URSS lanzó el Sputnik, justo según los plazos previstos. Después los cohetes de Estados Unidos volaron a la Luna doce años después. Como [Damien] Broderick señala, los humanos llegaron a la Luna «cerca de un tercio de si- glo antes de lo que aficionados chiflados por los viajes espaciales, como Arthur C. Clarke, habían esperado que ocurriera».

Finalmente, todo salió bien, pero por los pelos. Se estima que 600 millones de personas presenciaron el alunizaje del Apolo 11. Era julio de 1969. Y por los pelos, porque el módulo aterrizó justo cuando sólo quedaban 17 segundos de batería.

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