Si el problema es la falta de atención, ¿por qué no coordinamos nuestra atención entre todos?

Si el problema es la falta de atención, ¿por qué no coordinamos nuestra atención entre todos?
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Se dice, de un tiempo a esta parte, que somos víctimas de un déficit de atención preocupante. Ya sea por la inmediatez de los medios de comunicación, la avalancha, la infoxicación, la cultura ADSL mezclada con la MTV, parece que las personas cada vez tienen menos paciencia para leer un texto largo o ver una película pausada sin mirar Whatsapp cada cinco minutos.

Eso es lo que propone Clay Shirky en su libro Here Comes Everybody y que puede esgrimirse contra las tesis defendidas por Nicholas Carr en su libro Superficiales.

Lo que dice Shirky es que, si bien el aprendizaje memorístico o la atención sostenida parece quedar embotada con la tecnología, no debemos olvidar que también puede contribuir a producir una prótesis mental que incremente el rango de nuestra atención individual. Y así la memoria o la atención sería una experiencia cognitiva colectiva, no tanto individual.

Una prótesis que se amplía a medida se aumenta el número de vínculos sociales 2.0 que nos proporcionan información crucial. Tal y como abunda en ello Daniel Goleman en su libro Focus:

Las relaciones informales pueden convertirse así en ojos y oídos extras abiertos al mundo o fuentes (en la acepción periodística del término) clave de la guía que necesitamos para movernos en ecosistemas sociales y de información complejos. Las personas suelen tener unos cuantos lazos muy fuertes (es decir, amigos en los que confían) y centenares de lazos débiles (como, por ejemplo, los “amigos” de Facebook). Estos últimos poseen un alto valor como potenciadores de nuestra capacidad de atención y fuente de comentarios sobre ofertas de trabajo, ocasiones de compra y posible pareja.
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Esta capacidad de atención distribuida sería equiparable a la democracia líquida, de la que ya hablamos extensamente hace un tiempo, donde las personas transfieren su voto a otras que consideran más y mejor informadas en aspectos particulares. En ese sentido, la atención fluida sería un nuevo tipo de atención 2.0.

El mismo tipo de atención que procura que en Wikipedia no abunden los casos de vandalismos y sea una enciclopedia razonablemente fiable. Es cierto que no todo el mundo vela por esos detalles, ni dedica tiempo personal a procurar mantener informados a los demás, pero solo es necesario que un pequeño porcentaje lo haga para que el sistema funcione. En la llamada ley de Pareto ese porcentaje se fina en el 20/80: solo el 20 % de la gente hace el trabajo del 80 % restante.

La inteligencia colectiva de un grupo (es decir, lo que ven muchos ojos) promete ser mucho mayor que la suma de la inteligencia de los diferentes individuos que lo componen y amplía, por ello mismo, nuestro foco (…) mientras que millones de sitios web orientan nuestra atención hacia muchos muy estrechos, la búsqueda en la Red favorece la selección y orientación de nuestro foco de atención de modo que podamos servirnos eficazmente de todo ese esfuerzo cognitivo.
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