Lo que la gente es capaz de hacer colaborando entre sí

Lo que la gente es capaz de hacer colaborando entre sí
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Últimamente no dejo de leer libros y artículos sobre las bondades de la colaboración entre iguales, la estructura en red, las redes de pares (peer-to-peer), y de cómo la idea de que vale más la pena una persona inteligente que cien borregos es solo cierta en parte: si los borregos están conectados correctamente (con diversidad, independencia, libertad), pueden alcanzar soluciones más ingeniosas para problemas complejos (obviamente, ello no sirve para todos los problemas).

Linux o Wikipedia son proyectos que existen gracias a lo que Yochai Benkler llama “producción entre iguales”, entendiendo “iguales” como personas a las que respetas, semejantes, aquellas personas cuya opinión te interesa. Ello me ha llevado a escribir artículos casi apologéticos de la creación en red, como El tornillo de la pastilla izquierda del freno de la rueda posterior de la bicicleta de Ulrich Fuchs o la incomensurabilidad de Wikipedia (I), (II), (III), (IV), (y V).

Sin embargo, cuando pensamos en creaciones tipo Wikipedia… bien, sólo se nos suele ocurrir Wikipedia o Linux. Sirva la siguiente lista de creaciones colectivas para demostrar una pequeñísima parte de todo lo que hay ahí fuera.

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-SeeClickFix: Mira, haz clic, arregla. Este servicio está enfocado a informar sobre las cosas que andan mal en el barrio o incluso determinadas calles, así sus habitantes pueden interactuar para abordar problemas como una boca de riego abierta, un cruce peligroso, etc.

-FixMyStreet: Arregla mi calle. Tiene un espíritu similar a SeeClickFix, pero en el ámbito del Reino Unido. Todos los informes están a disposición de la comunidad para que puedan votarse para respaldar cada una de las quejas.

-Lánzanos, Kickstarter y otras opciones de micromecenazgo están permitiendo la financiación de proyectos que interesan a determinadas comunidades, desde proyectos tecnológicos hasta películas o series de televisión.

-BlockChalk: Paquete de tizas. Es una aplicación para iPhone para que los usuarios cuelguen notas públicas etiquetadas por dirección con los datos GPS.

-CitySourced: es una star up financiada por inversores ángel que ha llegado a un acuerdo con la ciudad de San Jose para ofrecer servicios de alta tecnología a su 311. Tal y como señala Steven Johnson en su libro Futuro perfecto:

Para millones de estadounidenses, el 311 se ha convertido en un número de tres dígitos tan básico en su teclado como el 411 (información sobre números de teléfono) o el 911 (urgencias) (...) Las prioridades no llegan desde arriba; no está constreñido por las definiciones o las categorías oficiales, sino diseñado para escuchar la voz de la calle y, a partir de lo que le dice esta voz, generar sus prioridades y sus respuestas.

-UnCivilServants: Servidores incívicos, recopila informes y fotografías de funcionarios que se saltan las normas de aparcamiento y elabora un ranking de los departamentos más incumplidores (el peor, al parecer, es la policía municipal de Nueva York).

Vistos en conjunto, todos estos puntos de recogida de información flexibles y adaptables apuntan a un logro mayor, y potencialmente revolucionario: la metrópolis de la colaboración ciudadana, la ciudad cuántica.

-Democracia líquida: como no podemos ser expertos en todos, y la verdadera democracia consiste en preguntar al pueblo, podemos emplear una arquitectura tipo Wikipedia para transferir nuestros votos hacia las personas que consideramos más expertas que nosotros sobre el tema que debemos votar, y, a su vez, dichas personas que han recibido algunos de nuestros votos pueden transferir todos sus votos a otros que consideran expertos.

Cada vez somos más los que, sin prisa pero sin pausa, vamos llegando a la conclusión de que los principios básicos del diseño de la red pueden aplicarse a la solución de otros problemas, los problemas a los que se enfrentan los barrios, los artistas, las compañías farmacéuticas, las familias o los colegios. Y en las luchas de toda esta gente se detecta una filosofía política nueva y emergente, tan distinta de las soluciones que brinda el estrado centralizado como distinta es la vieja izquierda de la religión mercantilista hiperliberal de la derecha. Las personas que están detrás de estos movimientos creen en la intervención gubernamental, pero sin estrellas de Legrand; en la información distribuida como preconizaba Hayek, pero sin los mercados tradicionales. El grito de guerra de Ron Paul que abre este capítulo era demasiado simple: el progreso no solo pasa por elegir entre individuos y estado. Hoy estamos eligiendo, cada vez más, otro camino, un camino basado en el poder de las redes.
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