¿Tenemos que aprender a escuchar?

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Según el profesor William Noble, de la University of New England, la mayoría de las personas nacen con la capacidad para oír sonidos.

La audición es una respuesta involuntaria de un sistema biológico a una señal física

Explica Noble, experto en los efectos psicosociales de la discapacidad auditiva y tinnitus.

Con el avance en las investigaciones, se demuestra cada vez más que es una habilidad que comienza antes del nacimiento.

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La audición comienza en el último trimestre, aunque es probable que sea antes. Durante varios meses el feto es capaz de recoger los sonidos más importantes; como pueden ser la voz de la madre, los latidos del corazón u otros sonidos asociados (los pasos al caminar a distintas velocidades, etc)

Esto se prueba por medio del control de señales auditivas en el útero, pero la respuesta existente inmediatamente después del parto es más significativa.

Las pruebas realizadas después del nacimiento muestran que la voz de la madre es una señal muy relevante a la que se orientan los recién nacidos de forma automática, mientras que otras voces que han sido menos audible tienen menos relevancia para el bebé.

La audibilidad de la voz de la madre al niño en el útero es un importante precursor de la unión entre madre e hijo después del nacimiento.

Así que los recién nacidos ya están escuchando la voz de su madre, pero ¿cómo aprender a ser selectivo sobre todos los otros ruidos que vienen después de nacer?

Los recién nacidos, sean de la cultura que sean, son sensibles a una amplia gama de contrastes sonoros. Según explica Noble:

Si nacen en una casa de Japón, China o Tailandia frente a una casa de Francia o los EE.UU., van a estar expuestos a contrastes vocales y contrastes del habla que son propios de la lengua que hablan en su entorno. El sistema se sintoniza muy rápidamente, siendo cada vez más sensible a todos los sonidos de su lengua materna

Obviamente existe la situación de que el niño que no escuche. Noble dice que es un problema de atención más que de audición, excluyendo, como no, a los que nazcan con una discapacidad.

Por supuesto que tienen que ser capaces de escuchar con el fin de escuchar, pero escuchar es una habilidad aprendida. Por ejemplo, es muy probable que las personas educadas en un ambiente musical vayan a ser más hábiles para la música en comparación con alguien que no se crió en ese mismo hogar

Si que es cierto que existe una serie de tonos a los que un sistema auditivo normal es sensible, sin importar el tipo de entorno. Pero en el caso de una persona con formación musical, es capaz de captar los contrastes más sutiles de mejor manera que alguien que no tiene dicha formación. Y cuanto antes se aprendan mejor.

Cuanto antes se realice, aprovechando que el sistema neuronal aún está plástico (siendo capaz de ser moldeado y adaptado a diferentes tipos de entornos acústicos), la exposición a este tipo de sonidos será mejor

Concluye.

Vía | ABC Science

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