Persiguiendo el colocón de la comida: la direncia entre ansiar y gustar

Persiguiendo el colocón de la comida: la direncia entre ansiar y gustar
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Cuando se nos hace la boca agua al desear algún tipo de plato o alimento no es necesariamente porque disfrutemos de ese plato o alimento cuando lo comemos, sino porque en algún momento nos encantó y perseguimos el colocón del que nos acordamos, ese momento culmen de sabor extremo.

Es una idea que introdujo en 1996 el psicólogo Kent Berridge y que cambió la forma en la que muchos neurocientíficos pensaban en la alimentación, estableciendo una distinción entre "querer" (motivación para comer algo) y "gustar" (placer que realmente nos proporciona un alimento).

Lo que descubrió Berridge es que, a nivel neuronal y psicológico, querer o ansiar algo es distinto a gustar algo, tal y como explica Bee Wilson en su libro El primer bocado:

Mientras que la zona del cerebro que controla nuestra motivación de comer se extiende por todo el núcleo accumbens, las partes del cerebro que nos proporcionan placer mientras comemos ocupan puntos concretos de esa misma zona. (...) Por ejemplo, puede que la alimentación compulsiva (como otros comportamientos adictivos) esté asociada con "un querer excesivo sin un 'gustar' acorde". Uno puede sentir un fuerte impulso de comprar una porción extra grande de nachos con queso aunque el placer que proporcionan cuando uno se los come es mucho menos intenso de lo que uno se esperaba.

Los propios comedores impulsivos llegan a admitir que al embaular la comida ni siquiera les sabe especialmente bien y que el deseo es mayor que el disfrute.
Imagen | karen H. nickname.{ pooh}

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