La gente adjudica más estatus y más competencia a los profesionales que visten de forma inconformista

La gente adjudica más estatus y más competencia a los profesionales que visten de forma inconformista
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El Casual Day ya no es un rara avis. De hecho, las tornas ha cambiado de sentido. Ya no se lleva lo de vestir correcto y elegante, al menos si quieres dar la impresión de que eres una profesional competente o con estatus elevado. Ni siquiera te van a mirar peor si entras con ropa deportiva a una tienda de lujo. O si eres Steve Jobs y estás presentando el nuevo iPhone.

Un estudio de la Harvard Business School sugiere, de hecho, que los estudiantes consideran más prestigiosos a aquellos profesores más descuidados en su atuendo. Y todo esto se debe al efecto zapatillas rojas o red sneaker effect.

Red sneaker effect

El efecto de zapatillas rojas consiste en que las personas atribuyen un mayor estatus y una mayor competencia a los inconformistas, a los que no se pliegan a las normas, ni siquiera estéticas. La razón que subyace a eso no es que se considere que tales individuos son más originales o atrevidos, sino que son tan buenos que están dispuestos a pagar un alto precio social vistiendo así: no les importa lo que piense la gente porque no necesitan su aprobación.

Por esa razón, los asistentes de compras califican a las personas que usan ropa de gimnasio para ir a comprar en una botique de lujo como consumidores de mayor estatus.

El razonamiento subyacente es: si este tipo viste de esta forma tan rudimentaria pero está aquí caben dos posibilidades: que sea un don nadie que no sabe dónde se ha metido o, más probablemente, que sea una persona tan tremendamente rica y poderosa que no necesita ni siquiera echar mano de los signos de estatus tradicionales (los más aparentes, los asociaciados con los códigos indumentarios) para afirmarse como tal.

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Es lo que sugiere un estudio de la Harvard Business School liderado por Silvia Bellezza.

Antiguamente, las leyes eran las que regulaban que los individuos pudieran llevar determinadas ropas que describieran su estatus social (en la Inglaterra renacentista, solo la nobleza estaba autorizada para vestir determinados tipos de tela). Ahora todo el mundo puede vestir como quiera, pero eso significa que nuestra forma de vestir es una forma de comunicación sobre lo que somos o sobre lo que queremos parecer. Esto se traduce en el consumo conspicuo: nos compramos un coche caro o vestimos marcas exclusivas para, tal y como hace la cola del pavo real, señalar: si he podido invertir tanto en algo como esto que en realidad no es más cómodo o de mucha más calidad en relación a su precio prohibitivo, es que dispongo de tantos recursos que me puedo dar el lujo de despilfarrarlos.

El consumo conspicuo, pues, es una suerte de farol. Si te descubre, estás fastidiado. Mientras no lo hagan, parece que eres mejor de lo que eres. Claro que si hay mucha gente que empieza a consumir conspicuamente, entonces debes consumir... más. Eso, a su vez, se traduce en una escalada armamentística.

En el fondo, todas las modas funcionan de un modo similar. Un grupo de personas decide escoger un código indumentario o de cualquier otra índole para destacarse del resto. Si tales personas resultan atractivas para otras, estas acabarán copiando el modelo para quedarse con parte de su molancia. Finalmente, el resto de gente, la que tarda más en enterarse de lo que está in, o sencillamente pertenece a otro grupo social, adquirirá o readaptará estos patrones. Al final, habrá tanta gente siendo igual, que el efecto inicial de descolgarse de la masa se devaluará. El red sneaker effect, sin embargo, es un atajo: los que deverdad ostentan estatus se pueden permitir vestir como vagabundos, y eso, además, fortalece su propio estatus.

Y, como añadido, naturalmente, también está la mayor personalidad, solidez psíquica y seguridad en uno mismo que transmite vestir como a uno le da la gana. Invertimos mucho tiempo, energía y dinero en tratar de encajar, ser como todos los demás y vestirnos del modo en que nos vestimos, tanto en nuestra vida profesional como social. Resulta que si te pones lo que te hace sentir cómodo, en lugar de pasar por todo este esfuerzo y gasto, entonces estás precisamente por encima de todos.

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