El poder de la voz de la madre en sus hijos

El poder de la voz de la madre en sus hijos
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Más regiones que las que se estimulan al oír otras voces son activadas cuando el niño oye la voz de su madre. Oír la voz materna anima las emociones, el afecto, la memoria, y la recompensa, e impulsa las habilidades comunicativas y sociales de los niños.

Es lo que revela un reciente estudio de un equipo de científicos de la Stanford University School of Medicine, en Estados Unidos.

Vínculo madre e hijo

El vínculo entre la madre y sus hijos cada vez se revela como más importante para el correcto desarrollo del segundo. El contacto piel con piel entre la madre y el hijo, después justo de dar a la luz, por ejemplo, resulta fundamental para el desarrollo posterior del bebé.

El psiquiatra británico John Bowlby fue el primero en exponer una teoría coherente sobre el apego y el desarrollo de los niños en 1960. Mary Ainsworht, de la Universidad John Hopkins de Baltimore, aportaría los datos empíricos que demostraban que, si el progenitor no suscita en el bebé una sensación de seguridad, cuidado y afecto, el bebé no se desarrolla en la medida necesaria para relacionarse con el mundo.

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La voz materna

De igual modo, la voz materna, según el estudio realizado por científicos de la Stanford University School of Medicine y que ha sido publicado en PNAS, señala que resulta también muy importante.

En el estudio se midió la actividad cerebral de 24 niños sanos de entre 7 y 12 años mientras escuchaban palabras de menos de un segundo y sin sentido de sus madres biológicas, parangonadas con las de dos mujeres desconocidas.

Una amplia variedad de regiones cerebrales se activa en los niños cuando escuchan la voz de sus madres, tal y como explica Daniel A. Abrams, autor principal del trabajo e investigador en el departamento de Psiquiatría y Ciencias Comportamentales:

Estas regiones incluyen no solo las estructuras auditivas del cerebro, sino también las que están asociadas con la recompensa y el procesamiento de las emociones, el afecto, y la memoria, así como las regiones visuales asociadas con el procesamiento de la cara (los niños no ven nada cuando se les hace el escáner) (...) Nuestro trabajo sirve como patrón inicial para examinar las bases de la percepción del habla en poblaciones clínicas, como los autistas.

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