El esperanto silencioso de nuestras manos o hablando sin hablar

El esperanto silencioso de nuestras manos o hablando sin hablar
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Mirad el gesto que hace Spock cuando saluda. Esa separación en V de sus dedos. No es un simple saludo, sino un conjunto de claves sobre su cultura. Probablemente su saludo no tiene una traducción fácil en palabras, al menos de forma tan sintética como lo consigue el gesto. Ahora fijaos en cómo hablan los sordomudos.

Ahora miraos a vosotros cuando habláis. De forma inadvertida, con vuestros gestos inconscientes, están transmitiendo ingentes cantidades de información. No hablo solo de levantar el dedo y señalar: se ha estimado que hay más gestos de la mano posibles que palabras en el idioma inglés.

La mano es algo más que un ramillete de dedos. Fijaos solo en el dedo índice. Siempre ha estado ahí, pero seguro que nunca lo habéis examinado con detenimiento. Posee tres falanges. Es el dedo con más sensibilidad de todos. Sirve para apuntar, para amenazar, para hurgarse la nariz. Los niños no son capaces de apuntar una cosa con el dedo hasta los catorce meses de edad, porque apuntar con el dedo es un gesto de intencionalidad. La intencionalidad de advertir algo o cambiar algo.

Ahora pasemos al dedo pulgar. Sólo el pulgar ya me convencería de la existencia de Dios, dijo Isaac Newton. El pulgar ser fundamental. Dijo John Napier que en el movimiento del pulgar radican todas las habilidades de que es capaz la mano. Sin pulgar, la mano sería una pala inservible o unos fórceps cuyos terminales no encajarían bien. El pulgar nos hace humanos. Nec manus, misi intellectus, sibi permissus, multum valet, dice Francis Bacon. Mano ni intelecto valen mucho por sí mismos.

En 1644, John Bulwer era un hombre tan obsesionado por las manos que llamó Chirothea (Mano de Dios) a su hija adoptada. También publicó Chironomia y Chirologia, un exhaustivo catálogo de gestos humanos. Bulwer sostenía que el gesto se basaba en “la razón universal”, que era independiente del idioma, y que podía adoptarse como una suerte de esperanto silencioso. Estas son sus explicaciones para algunos gestos habituales:

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Retorcerse las manos es una expresión natural de aflicción excesiva, que usan los que se conduelen, deploran y se lamentan. Gesto al cual este elegante comentador de la naturaleza ha asignado la siguiente razón. La pena que disminuye al cuerpo que afecta, provoca por tortura de la mente, lágrimas, las tristes expresiones de los ojos; que son producidas y causadas por la contracción de los espíritus del cerebro, cuya contracción fuerza al máximo la humedad del cerebro, con lo que provoca la entrada de lágrimas a los ojos; de esta comprensión del cerebro procede el fuerte retorcimiento de las manos, que es un gesto de expresión de humedad.
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Su libro es todo un catálogo ilustrado de gestos que trata de descifrar todos los matices de cada gesto manual.

Tanto el pulgar levantado como formar un rosco con el índice y el pulgar son señales positivas para la mayoría de nosotros, aunque en Grecia y en Brasil, respectivamente, siguen siendo una ofensa. Los orígenes de los dedos formando una “V” de victoria aún son misteriosos, aunque se sugiere la siguiente historia, tal y como explica Hugh Aldersey-Williams en Anatomías:

Una historia dice que los arqueros ingleses, capturados durante la guerra de los Cien Años con Francia, se les cortaban los dos primeros dedos de la mano (los que guían el vuelo de la flecha), de modo que cuando retornaban al campo de batalla fueran inútiles. Por ello, los arqueros que nunca habían sido capturados blandían sus dedos intactos al enemigo como un gesto de desafío. Un signo en V hace también su aparición en un duelo absurdo en Patangruel.

Los números romanos I, II, III pueden estar basados en los dedos levantados. El sistema de contar decimal o “denario” se basa en los diez dedos de las manos, y la mayor parte de las demás bases numéricas, como la binaria y las bases cuatro, doce y veinte, se basan en varias combinaciones de miembros y dedos.

Los dedos, la mano y sus gestos dicen mucho de nosotros, tanto de nuestro pasado como e nuestro estado de ánimo. Como un esperando silencioso. Podéis saber más sobre el tema en Mídete el dedo anular para saber si eres un macho y Todo lo que pasa en una conversación de cuatro segundos y medio (I), (II), y (III).

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