¿Por qué tanta gente cree en el horóscopo? (y II)

¿Por qué tanta gente cree en el horóscopo? (y II)
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Rowland habla, por ejemplo, de la astucia del arco iris, es decir, una “afirmación que atribuye al cliente tanto un rasgo de su personalidad como un el rasgo opuesto”. Una afirmación de este tipo podría ser: “En general, usted puede ser un tipo más bien tranquilo, modesto; pero bajo según qué circunstancias, puede ser el alma de la fiesta, si le da por ahí.”

También existe la falacia de Barnum: una afirmación genérica sobre la que nadie mostraría un desacuerdo.

Un hecho borroso: una declaración aparentemente verdadera expresada de tal modo que “deja mucho que especificar”. Por ejemplo: “Veo una conexión con Europa, posiblemente Gran Bretaña, o podría ser una región más cálida, ¿el Mediterráneo?”.

La memoria selectiva: acordarse únicamente de los aciertos.

El efecto del Dr. Fox: cegar el espíritu crítico del sujeto con ciencia y humor.

El efecto de proyección: encontrar significado a aquello que no lo tiene.

Y hay otras muchas técnicas para colarnos el horóscopo, como la envidia del vecino, la pregunta desviada, la muñeca rusa, los terrones de azúcar, la bifurcación y las conjeturas de probabilidad alta.

La negación atenuada: “Tú trabajas con personas mayores, ¿verdad?” Si la persona responde que no, rápidamente hay que añadir: “No, no lo pensaba, no encaja con tu forma de ser.” Otra forma de decirlo es en negativo: “¿No trabajarás con personas mayores”? Si responde afirmativamente, pues se añade: “Eso me había parecido.”

La afirmación Santiago, así llamada en alusión al personaje [de Shakespeare] que en Como gustéis pronuncia el discurso sobre las Siete Edades del Hombre, adapta la predicción a la edad del sujeto. A alguien de treinta y muchos o cuarenta y pocos, por ejemplo, el vidente le dirá: “Si es usted sincero consigo mismo, a menudo se pregunta qué pasó con todos aquellos sueños que tenía cuando era joven.

Para poner en acción estos mecanismos psicológicos, otro mago, James Randi, llevó a cabo una demostración con personas presuntamente preparadas intelectualmente: universitarios. Randi entró a un aula de universidad haciéndose pasar por astrólogo y entregó un horóscopo personalizado a cada estudiante.

A continuación, les pidió que calibraran la exactitud de sus predicciones en una escala, e invariablemente los alumnos atestiguaron que la predicción fue exacta.

Finalmente, Randi les pidió que intercambiasen las predicciones, y los universitarios descubrieron que todas las hojas de papel contenían exactamente el mismo horóscopo.

Según la Sociedad Norteamericana de Estudios Sociológicos y Sociales: “La fe en la astrología es perjudicial, pues fomenta la evasión de los problemas permanentes de la vida real.” Tal vez, en consecuencia, deberíamos ir pensando en introducir más asignaturas sobre escepticismo y pensamiento crítico en los colegios.

Vía | Lo que vio el perro de Malcolm Gladwell / Kluge de Gary Marcus / Visión crítica de la astrología

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