Partículas virtuales (I)

Partículas virtuales (I)
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Hace unas semanas, cuando hablábamos de los diagramas de Fenyman, contraje una deuda con todos vosotros: me comprometí a dedicar unos artículos a explicar qué diablos son las partículas virtuales. Y aunque vosotros no habéis reclamado la deuda (algo nada típico en vosotros, ¿os encontráis bien?), a mi me gusta cumplir, así que allá vamos.

Empecemos por recordar en qué contexto nos encontramos por primera vez con este concepto tan controvertido. Las partículas virtuales se representan en un diagrama por líneas internas, que empiezan en un vértice de interacción y terminan en otro (o, en algunos casos, ¡en el mismo!).

Son, por lo tanto, partículas extremadamente fugaces. Aparecen y desaparecen en diferentes fases de la misma interacción, nunca llegan a ver el mundo exterior. Y, sin embargo, son increíblemente importantes.

Dicha importancia radica en el hecho que algunas de las reglas que las partículas normales (las que no son virtuales) deben cumplir sin excepción, ellas pueden saltárselas a la torera.

¿Por qué pueden violar algunas leyes Físicas y quedarse tan panchas? Al tratar de explicarlo, muchas veces se recurre al principio de incertidumbre.

Resumiendo, el teorema de incertidumbre viene a decir que, cuánticamente, las leyes físicas se pueden violar un poquito, siempre y cuando dicha violación sea extremadamente breve. De hecho, cuanto más breve, mayor puede ser la violación. Y viceversa.

Sin embargo, esa explicación (aunque suele saciar a aquellos que preguntan) no es correcta. La incertidumbre existe, es un teorema que surge inevitablemente de los principios de la cuántica. Y, de hecho, se ha comprobado experimentalmente.

Aunque es una explicación muy cómoda de explicar a nivel divulgativo, no acaba de ser la correcta. No obstante, esta relacionada. En la siguiente entrega veremos de qué se trata concretamente.

Foto | CERN

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