Se mide por primera vez la temperatura de los dinosaurios

Se mide por primera vez la temperatura de los dinosaurios
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¿Eran los dinosaurios lentos y pesados, o rápidos y ágiles? Depende en gran medida de si su sangre era caliente o fría. Cuando los dinosaurios fueron descubiertos en el siglo XIX, los paleontólogos pensaban que eran animales muy pesados que tenían que confiar en su entorno para mantener el calor. Al igual que hoy en día los reptiles. Sin embargo, las investigaciones que se han realizado durante las últimas décadas sostienen que estas criaturas eran rápidas y ágiles. Algo parecido a la visión que nos daba Steven Spielberg en su película “Jurassic Park”, lo que requiere una temperatura corporal más cálida como en los mamíferos.

Ahora, un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de California (Caltech) ha planteado un nuevo enfoque para poder analizar la temperatura corporal de los dinosaurios y poder determinar si poseían sangre caliente o fría. Mediante el análisis de las concentraciones de isótopos en los dientes de los saurópodos (dinousarios con una enorme cola y largo cuello), el equipo de investigadores ha resuelto que los dinosaurios eran tan calientes como la mayoría de los mamíferos modernos.


“Esto es como ser capaz de mantener un termómetro en un animal que se extinguió hace 150 millones de años”, dice Robert Eagle, un investigador postdoctoral del Caltech y autor principal del artículo que se publica este mes en la revista Science Express.

Los investigadores analizaron 11 dientes encontrados en Tanzania, Wyoming y Oklahoma, y que pertenecieron a Brachiosaurus y a Camarasaurus. Los datos arrojan una temperatura corporal en torno a los 38 grados centrígrados para el Brachiosaurus y 35 grados centígrados para el Camarasauros, lo que ofrece una temperatura superior a la de los cocodrilos pero inferior a la de los pájaros.

El hecho de que las temperaturas de los dinosaurios sea similiar a la de los mamíferos actuales implica que su metabolismo era de sangre caliente. No obstante, esta cuestión es más compleja. Al ser unas criaturas tan grandes, podían retener el calor en su cuerpo de forma mucho más eficiente que los humanos. De esta forma, aunque fuesen de “sangre fría”, en el sentido de que dependían de su entorno para calentarse, su cuerpo debería ser capaz de almacenar temperaturas cálidas.

“La temperatura corporal que hemos estimado proporciona una pieza clave para el modelo fisiológico de cualquier dinosaurio”, afirma Aradhna Tripati, coautora del artículo. “Como resultado, estos datos pueden ayudar a los científicos a probar diferentes modelos fisiológicos que expliquen cómo vivían estos organismos”.

Vía | California Institute of Technology

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